Las intensas lluvias en Portoviejo han convertido el agua no tratada en un grave riesgo para la salud pública. Con inundaciones persistentes en zonas rurales y un servicio de agua potable intermitente en el área urbana, muchos residentes se ven obligados a consumir agua de lluvia o de tanqueros de procedencia dudosa. Esta situación ha generado un aumento alarmante de enfermedades cutáneas y gastrointestinales, además de elevar el peligro de contagio de dengue, una enfermedad con alta incidencia en Manabí en los últimos años.
La exposición al agua contaminada está causando serios problemas dermatológicos, especialmente en niños y adultos mayores. La dermatóloga Carolina Ortega explica que el contacto con aguas estancadas o lodosas provoca irritaciones, picazón y empeora condiciones como dermatitis atópica y psoriasis. Además, el agua de lluvia, con su alta acidez, agrava estas afecciones al secarse sobre la piel. Ortega recomienda lavarse exclusivamente con agua hervida o clorada, usar jabones suaves y mantener la piel hidratada con cremas especiales para minimizar los daños.
Por otro lado, el consumo de agua no tratada está generando un incremento preocupante de enfermedades gastrointestinales. La gastroenteróloga Daniela Cobeña alerta sobre casos de amebiasis, salmonelosis y hasta hepatitis A, todos vinculados al agua contaminada. Los síntomas van desde diarreas leves hasta cuadros graves con fiebre alta y deshidratación extrema, particularmente peligrosos para los grupos más vulnerables. Cobeña insiste en la necesidad de hervir el agua al menos 10 minutos antes de consumirla y acudir inmediatamente al médico ante cualquier síntoma.